Siguiendo con el espacio que este mes dedicamos a los pies, voy a abordar uno de los mayores problemas que aparecen en las uñas, tanto de los pies como de las manos, se trata de la Micosis Ungüeal o los hongos de las uñas.
Para empezar, ¿Qué son las Uñas?
Las uñas de la manos y de lo pies son láminas convexas, translúcidas que protegen las terminaciones nerviosas de los dedos, en las yemas de los dedos existen millones de terminaciones nerviosas a través de las que sentimos el calor, el frío, diferentes texturas, proporcionan apoyo para las puntas de los dedos de los pies y de las manos y ayudan a tomar pequeños objetos. Están formadas por Queratina, que es una proteína que se encuentra tanto en el pelo como en la piel, sólo que en la uña esta más endurecida. Las uñas saludables suelen ser lisas y de un color uniforme, los cambios de color o de textura suelen ser señales de enfermedad, al igual que los cambios de oxigenación en la uña también hace que cambie su aspecto, por ejemplo las uñas ennegrecidas son efectos adversos característicos de los tratamientos de quimioterapia. O las pequeñas manchitas blancas, que siempre hemos escuchado que es falta de vitaminas o de calcio, en realidad se trata de pequeños golpecitos que nos damos y que ocurren durante el crecimiento de la uña, van desapareciendo a medida que la uña va creciendo.
¿Quién sufre la Micosis Ungüeal?
Esta infección que le ocurre a las uñas es mucho más común en los pies que en las manos, y tiene lugar normalmente tras una infección por hongos sufrida en el pie. Se observa en la mayor parte de los adultos a medida que van envejeciendo. En al mayoría de los casos están provocadas por hongos llamados dermatofitos, que también pueden afectar a la piel y al cabello. Existen unos factores de riesgo como son la edad avanzada, inmunodeficiencias, diabetes, psoriasis, convivencia con personas que padezcan la infección y utilización de piscinas, vestuarios y duchas colectivas. Además, son mucho más frecuentes en hombres que en mujeres.
¿Es contagiosa?
Sí que lo es. Puede contraerse desde el suelo, de hombre a o hombre o incluso a través de animales. Los hongos se sienten muy a gusto en ambientes cálidos y húmedos, es por ello que uno de los sitios más comunes de contagio son las piscinas y las instalaciones deportivas compartidas, donde además de la micosis ungüeal también es frecuente el contagio de infección por hongos en el pie (pie de atleta). No obstante existe una predisposición genética que hace que algunas personas sean mucho más propensas a sufrirlas que otras.
¿Cómo se manifiesta?
La onicomicosis se manifiesta con alteraciones en el aspecto normal de la uña: estriaciones, descamaciones, cambios de color que van desde el amarillo-verde hasta el marrón-negro. En casos avanzados puede existir separación de la uña a la piel. Existen tres tipos de infección:
1. La más común de todas la que sigue un patrón distal y lateral, es decir la típica uña que se ve afectada por el centro y un lateral. Suele ser la forma de infectación más común de todas.
2. Forma blanca superficial que afecta sólo a la parte central de la uña, sin invasión en los laterales.
3. Infección que afecta directamente a el nacimiento de la uña, suele ser la más común en personas con el sistema inmune comprometido, es este caso la destrucción total de la uña es mucho más común.
La onicomicosis es un proceso que frecuentemente tiene lugar sin síntomas previos, aunque en ocasiones puede producir molestias o dolor, especialmente en el momento de recortarse las uñas o realizar ejercicio físico. En ocasiones pueden producirse complicaciones importantes con infecciones de la piel, sobre todo en pacientes diabéticos e inmunodeprimidos.
En otras ocasiones, cuando la infección no esta producida por dermatofitos, se producen otros síntomas como son la inflamación alrededor de la piel de alrededor de la uña y de los propios dedos. Esta suele aparecer en personas que pasan mucho tiempo a lo largo del día con las manos en contacto con agua o alimentos. En este caso la responsable es una levadura del género Candida.
¿Cómo prevenirla?
Lo más importante son las medidas higiénicas:
– Desinfectar al menos una vez al día tanto los platos de ducha, como las bañeras con lejía.
– En el caso de usar las vestuarios comunes o piscinas, usar siempre chanclas, incluso durante las duchas.
– No compartir nunca utensilios y enseres de higiene personal (corta uñas, limas…).
– Al menos una vez a la semana es conveniente el lavado de la planta del pie con Betadine Jabonoso, consiguiendo a parte de la limpieza del pie la desinfección.
Para terminar
Hasta aquí llega el segundo post de «Los pies y el Verano«. Sé que puedes echar en falta un apartado sobre tratamientos, pero siempre debería ser un profesional quien diagnosticase primero para saber si se trata de una infección micótica o no. Por ello, si tienes alguna duda o sospecha de que puedas padecer esta infección no dudes en pasarte por la Farmacia y te asesoraremos.
¡Hasta Pronto!